martes, 31 de mayo de 2011

Habrá que encontrarle el lado gracioso...

Te veo nerviosa. ¿Es por las cicatrices? ¿Quieres saber como las obtuve? ¡Ven aquí! Mírame. Yo tenía una esposa, bella; como tú, que me decía que me preocupaba mucho, que me decía que tenía que sonreír más, que apostaba y se metió a jugar en aguas llenas de tiburones. Y un día le cortaron la cara. No teníamos dinero para las cirugías. ¡Ella no lo soportaba! Sólo quería volver a verla sonreír. Quería decirle que no me importaban las cicatrices. Así que me metí una navaja en mi boca y me hice esto. ¿Y sabes qué? ¡Ella no soportaba verme! Me dejó. Ahora le veo el lado gracioso. ¡Ahora siempre estoy sonriendo!

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